EL AMOR ES ACEPTAR QUE EL NIÑO ESTÁ VIVO
_Catalina Guerberoff

A ese toro al que temes, solías acariciarlo cuando era un ternero.
Ovidio[1]

El niño que no fue abrazado por su tribu, cuando sea adulto quemará su aldea para poder sentir su calor.
Proverbio Africano [2]

…los llamados niños difíciles quieren a sus padres más que a nada, más que todos los otros. Pero eso no lo comprenden los padres.
Thomas Bernhard [3]

La primera generación que ha aprendido más palabras de una máquina que de su madre está hoy en escena.
Franco Berardi [4]

La condensación "niñosterriblespadresexasperados" tiene la virtud de plantear, desde el inicio, que no se trata de causalidades ni topologías sencillas cuando se trata de ubicar qué de la relación entre padres e hijos ha contribuido a producir el estilo de presentaciones que se multiplican en la actualidad. En 1976 Lacan había planteado la pregunta: "La cadena inconsciente ¿se detiene en la relación entre los padres? Esa relación del niño con los padres ¿tiene fundamento o no?" [5]

Sin ahondar en los matices que colorean la realidad de nuestro país (desde ciudades donde los niños hormiguean consumiendo lo que se les ofrece y ocupan un lugar de aparente centralidad, hasta periferias donde predomina su exclusión) voy a detenerme en un sesgo que, cuando acontece, puede vincular al niño con sus padres y con el psicoanalista: el amor. ¿Qué permanece invariante y qué ha cambiado? El elemento pulsional persiste, aunque el goce tome otros caminos para satisfacerse, y su peso clínico, al que se refirió Lacan[6], tenga cada vez más relieve. La transferencia, por el contrario, puede necesitar de mucho deseo y paciencia para establecerse.

¿Desde cuándo los niños son objetos de amor? Phillipe Ariès[7] se entusiasma con los hallazgos de sus investigaciones, y escribe:[8] "Nuestra antigua sociedad tradicional no podía representarse bien al niño ni al adolescente." "…. la socialización del niño no estaba garantizada ni controlada por la familia." "La presencia del niño era fugaz, pero existía el sentimiento de mimoseo (mignotage) que duraba mientras el niño era una cosita graciosa". La familia antigua tenía como misión conservar los bienes, un oficio común, la ayuda mutua para sobrevivir; no tenía una función afectiva, aunque el amor podía aparecer luego de la unión conyugal, en la pareja y con los hijos.

Saltando de las investigaciones sobre la aparición de sentimientos tiernos hacia los niños en las formas occidentales de familia, a la función estructural que le asigna Lacan en la "Nota sobre el niño"[9], función de residuo que sostiene y a la vez mantiene la familia conyugal, el amar a sus hijos se transformó para las mujeres que son madres en un imperativo abrumador y generador de culpa. Y también para los padres, en tiempos en que las identificaciones, funciones y goces zigzaguean y se superponen. Los ideales caen o vacilan, y cada vez más los niños se presentan desbrujulados. Al negativismo y falta de consentimiento a los otros, que no son nuevos, se suman acentos contemporáneos como el empuje a gozar y la exaltación del yo.

La divulgación de los conceptos del psicoanálisis, desarraigados del campo conceptual y clínico que les dio origen, también abonaron un ideal de libertad y falta de límites para permitirles hacer lo que quisieran - como si ellos pudieran saberlo. Ahora creen que saben, y a veces ya no quieren saber más.

Había citado al comienzo a Franco Berardi[10], que escribió sobre las generaciones que han aprendido más palabras del televisor que de sus padres. Aunque podamos disentir respecto de sus posiciones y sus referentes teóricos, son muy interesantes para comprender a qué nos enfrentamos: su concepción del ADD como intento de adaptación del organismo del niño a un ambiente en el cual el contacto afectivo ha sido sustituido por flujos de información veloces y agresivos que dispersan la atención; la imposibilidad de las políticas y del autoritarismo para modificar la situación de niños que han aprendido el lenguaje escindido del contacto físico con la madre; su pronóstico sobre las próximas patologías, que no nacerían de la represión sino de la obligación generalizada de expresar todo. Esto consuena con la necesidad, para la constitución subjetiva, de un deseo que no sea anónimo.[11]

¿De qué amor se trata en las sesiones con niños? Ellos suelen pescar -a veces de inmediato, otras después de mucho tiempo- que están con alguien que se interesa por lo que dicen si quieren hablar, que no se dirige a ellos como tontos ni como bebés, acepta jugar, les permite correr pero no lastimarse. Un encuentro así puede provocar una chispa de amor que sostenga la transferencia, índice de que hay un sujeto.

NOTAS

  1. Ovidio, Ars amatoria, 2, 341, "quem taurum metuis, vitulum mulcere solebas", recuperado de https://www.thelatinlibrary.com/ovid/ovid.artis2.shtml
  2. https://www.mediacionchile.com/2020/02/29/el-nino-que-no-sea-abrazado-por-su-tribu-cuando-sea-adulto-quemara-la-aldea-para-poder-sentir-su-calor-proverbio-africano/
  3. Bernhard, Thomas (1931-1988), Un niño, Anagrama, Barcelona, 2005, p. 49
  4. Berardi, Franco, Generación Post-Alfa, Patologías e imaginarios en el semiocapitalismo, Tinta limón, Buenos Aires, 2007, p.25
  5. Lacan, Jacques, Seminario 24 "L´insu que sait de l´une-bevue s´aile a mourre ,14/12/76, Revista Lacaniana N° 29, EOL: Bs. As, 2021, p.17
  6. Lacan, J., El Seminario, Libro XI, Bs.As., Paidós, 1990, p.169
  7. Ariès Philippe, El niño y la vida familiar en el antiguo régimen, Taurus, Madrid, 1987
  8. op.cit p.2
  9. Jacques Lacan, « Nota sobre el niño", Otros escritos, Paidós, Bs.As., 2012
  10. op.cit 4, p. 57 y sigs.
  11. op.cit 9