PASIONES INFANTILES HOY
_Darío Calderón

Actualmente es común toparse con niños en posición de amo que parecen obedecer un mandato superyoico que los empuja a gozar. Son niños que esperan vivir la vida tal y como la tecnología lo propone. Adelantando todo lo aburrido o incómodo, como en YouTube; evitando la pérdida, como cuando resetean una partida con mala racha. Y prescindiendo del encuentro y la compañía, reemplazándolos por la llamada “realidad virtual” en la que si alguien dice algo que no les agrada, pueden silenciarlo.

Un niño en tal posición va de la mano con padres que creen poder satisfacer la demanda adquiriendo cada nuevo gadget que su hijo solicita. Padres incapaces de decirle que “no” argumentando que eso podría dañar su autoestima. Y en un plano más general podemos encontrar colegios, especialistas de la salud e incluso normas que consideran que la intolerancia e inquietud de estos niños puede deberse a un desequilibrio químico cerebral que el mundo debe entender, evitando a toda costa cuestionarlos.

Resulta difícil y agotador para la familia sostener la burbuja esperada por estos niños al interior del hogar. Y ni hablar de lo que puede llegar a suceder en otros ambientes como el colegio, el cine, un restaurante, etc. Tarde o temprano el niño se topará con una irrupción que rompa su homeostasis, lo prive de su goce y posiblemente desate alguna de las tres pasiones –sino todas- que trabajaremos en el IX ENAPOL.

Para ilustrar recurriré a una breve viñeta:

Marco es un paciente sensible y cariñoso, pero ante una negativa en casa o una crítica en el colegio grita, enfrenta, golpea y rompe lo que encuentra a su paso.

Tras unos meses de trabajo, en un juego me veo favorecido por el azar con un conjunto de cartas bastante poderosas y puedo ver cómo los ojos de Marco se llenan de lágrimas y su rostro se enrojece mientras me dice “tramposo”. Rápidamente la acusación se transforma en un insulto por “considerarlo lo suficientemente estúpido para engañarlo” y me declara explícitamente su odio. Tranquilamente, lo tomo del hombro, le digo “De esto podemos hablar la siguiente semana” y lo acompaño a la puerta antes de lo esperado.

En la siguiente sesión, después de explicarse y pedir disculpas por alterarse, Marco me pregunta por qué lo traté con tanto cariño si él en ese momento sentía que era una mierda para mí y sólo esperaba que lo insultara para continuar con el enfrentamiento. “¡Por eso! Alterado no piensas bien y sólo quieres hacernos mierda. Hoy estás tranquilo y puedes hacer algo con tu molestia”. Marco decide hablar de cómo las ideas aparecen una tras otra, cada vez más fuertes e intensas y cómo su cuerpo se llena de una energía que lo lleva a agredir. Será tema de varias sesiones.

Marco cree que es tonto, que los demás lo saben y para demostrar lo contrario quiere ganarlo todo. En los videojuegos lo consigue, pero en esa partida cuando vio que no podría, se desató su cólera. Entendamos la cólera como aquello que se desencadena cuando la cosa no funciona y uno se ve privado de la satisfacción que aquel funcionamiento producía: mientras Marco gane, todo bien; pero cuando pierde…

El “te odio” respondió a su interpretación de que el Otro estaba gozando de él, haciéndole trampa para ganarle y humillarlo. Marco vio su singularidad cuestionada y respondió indignado.

Todo esto estuvo acompañado de la euforia que empezó a gestarse a la espera de una nueva provocación. Aquí el corte de sesión hizo lo suyo, alterando el común discurrir de las cosas para Marco, haciendo que cuestione la idea del Otro como voraz y la de él mismo como desecho.

En posteriores relatos de arrebatos de Marco, pude bromear diciendo “¡qué miedo el alterado Marco, todo colorado!”, intervención tras la cual el niño empezó a hacer uso de su propio sentido del humor para modular su molestia. Descubrió que de ese modo se mantiene más tranquilo, botando de a pocos su bronca sin generar tanto rechazo en los demás. Además, al tomarle el pelo a los demás –incluyéndome- va dándole un tratamiento distinto a la idea de tonto.

BIBLIOGRAFÍA

  • ARENAS, Gerardo. Cólera, indignación y goce del encastre. En: Estrategias -Psicoanálisis y salud mental-; año 2, no. 3, 2015, p. 57-59
  • COMISIÓN CIENTÍFICA DEL IX ENAPOL. Argumento de IX ENAPOL Odio, cólera, indignación – desafíos para el psicoanálisis., En: https://ix.enapol.org/es/argumento-2/ , 2018
  • GÓMEZ, Fernando. Niños y jóvenes en tiempos violentos. En: Rayuela #4, publicación virtual de la Nueva Red Cereda América, 2018
  • NITZCANER, Débora. Jóvenes de ayer, hoy y siempre. Rayuela #1, publicación virtual de la Nueva Red Cereda América, 2016
  • STIGLITZ, Gustavo. El inconsciente, la angustia y el niño en el siglo XXI. Seminario en Wawa – Espacio Limeño de Psicoanálisis con Niños y Adolescentes. Nueva Escuela Lacaniana, NEL-Lima, 2011
  • STIGLITZ, Gustavo. El niño en nuestro malestar. Conferencia en el II Encuentro de Núcleos de la Nueva Red CEREDA en Brasil, Nueva Escuela Lacaniana, NEL-Lima, 2011