EDITORIAL
_Susana Goldber y Ángeles Romay

NIÑOSTERRIBLESPADRESEXASPERADOS

Queridos lectores:

En esta oportunidad enmarcamos el eje de nuestra publicación en la convocatoria que lanzara Daniel Roy, responsable del Instituto Psicoanalítico del Niño de la Universidad Jacques Lacan, para las Jornadas 2023 de dicho Instituto. Propuesta que lleva por título: "Padres exasperados-Niños terribles". Encontrarán en la publicación el texto orientador.

Bien sabemos que Rayuela es un juego que suelen jugar los niños. Evocando lo lúdico que nos habita y en consonancia con la propuesta, elegimos poner "en juego" la invitación a participar de este número holofraseando e invirtiendo los términos del escrito convocante: Así, nuestro número 9 de Rayuela es:

"Niñosterriblespadresexasperados".

Nuevas encrucijadas nos plantea la clínica actual en lo que concierne a padres, hijos, familias en la época. Hacer jugar los testimonios que agitan a padres e hijos, en el marco de las demandas que recibimos en los consultorios, nos empuja a poner a prueba la episteme de la que solemos servirnos y abrir nuevas líneas de investigación. ¡Eso urge! Nuestros invitados aceptaron el desafío de entrar en el juego.

Contamos con trabajos como el de Adriana Laion: "Una lectura de los nuevos modos de hacer familia". Se pregunta: "¿La familia era o aún continúa siendo una respuesta simbólica a lo real del sexo, por el hecho de que no puede escribirse la relación sexual entre un hombre y una mujer?". Afirma que hay borramiento entre funciones que antes estaban diferenciadas. La parentalidad inscribe una similitud y una equivalencia donde antes había relación. ¿Dónde ubicar la diferencia, entonces? ¿Cómo alcanza lo real del goce? Se sirve de lecturas de M.H. Brousse y E. Laurent con los que dialoga en su texto para señalar la importancia del carisma del padre para alcanzar lo real del goce.

Blanca Sánchez, en su contribución "La parentalidad versus el malentendido" aborda la cuestión de la parentalidad y lo opone a la dimensión del malentendido. Plantea que la parentalidad como sintagma puede conducir a borrar algo más que la diferencia entre los sexos; puede obturar la diferencia de la singularidad de la enunciación del o de los parlêtres que asumen la crianza de un niño. Nos dice que el nacimiento definirá la parentalidad, por eso el niño mantendrá juntos parentalidad y sexualidad. Al ubicar al niño como objeto a liberado nos alerta que a su vez puede ocurrir que "el niño como objeto enloquece a las normas, hace aparecer el carácter ficcional de las convenciones". También se detiene en la denominada crianza respetuosa y la crianza del apego, tema que cada vez se ve más en los consultorios.

En "El secreto y el malentendido en la familia" Elida Ganoza recorre algunas respuestas del psicoanálisis a las preguntas: ¿Cuál es la función de la familia? ¿Qué lazos la unen? ¿Cuál es la función del secreto en la familia? ¿Cuál es la importancia del malentendido? Ubica a la familia como aparato de goce. Señala que el goce femenino implícito en las siglas DM que cifran de múltiples maneras la fórmula Deseo de la Madre, hunde las raíces de este deseo materno en un campo que está siempre más allá, o más acá, del goce fálico.

En "El amor es aceptar que el niño está vivo" Catalina Guerberoff se detiene en un sesgo - tan interesante como muchas veces desatendido- que cuando acontece, puede vincular al niño con sus padres y con el psicoanalista: el amor. ¿Qué permanece invariante y qué ha cambiado? Interrogante que es la oportunidad de un recorrido que realiza la autora a través de autores como Philippe Aries y J. Lacan, Ovidio, Bernhard Thomas y otros para echar luz sobre el derrotero del lugar del niño en la historia del hombre en relación con la dimensión del amor y del deseo. Y una pregunta que destaca al final de su trabajo: "¿De qué amor se trata en las sesiones con niños?"

Gabriela Grinbaum, en "El hijo adolescente de Harry Potter", con un dejo de humor nos ofrece una suerte de fina caricatura del joven millenial. La tiranía del niño de 23 años, que ya ha llegado a la mayoría de edad para la ley, manda a la madre a pedir el encuentro con un analista. Jóvenes que esperan del Otro la respuesta, nos dice de la época que empuja a prolongar la posición infantil. Propone que el encuentro con el psicoanálisis puede ofrecer un espacio para que algo del amor suceda. El encuentro con un psicoanalista implica un forzamiento respecto al lazo al Otro por la vía del amor. El lazo amoroso -sabemos- va en detrimento del tener. Y si eso se produce, ya hay algo interesante, agrega la autora.

El trabajo de Nohemí Brown "Familia holofrase" evoca, como la autora nos indica, la frase de E. Laurent que define a la familia moderna que "parece ser del orden de la holofrase". A la vez nos interroga: "¿Cuál es la familia que nos interesa en psicoanálisis?" Nos propone a la familia holofrase como familias sin lugar para la particularidad residual donde es fundamental destacar "el carácter extremadamente opaco y misterioso" de lo que se llama familia. ¿Cómo acoger el sufrimiento, la exasperación o la angustia de los padres? ¿Cómo acoger los síntomas de los niños?

Gabriela Dargenton se ocupa de interrogar las transformaciones que la familia ha sufrido a través de la época. En su trabajo "De padres e hijos en el mundo de la inexistencia del Otro" considera que la convocatoria de Rayuela es fundamental para trabajar los efectos en el cuerpo de afectos en una época, en la cual la trama de palabras no puede recubrir el empuje al que los cuerpos están sometidos. ¿Cómo apaciguar el cuerpo del niño que a veces no dispone de referencias del cuerpo del Otro, para que ubique su propio borde? Si exasperado el Otro, entonces, ¿también por fuera del propio borde? La autora propone como apuesta para el psicoanálisis que éste pueda ofrecer un lugar donde tramitar lo que "terrible" quiera decir para cada niño, para cada Uno.

Otros autores centraron el abordaje de sus aportes en la figura del niño /adolescente y el quehacer del psicoanalista.

Patricio Alvarez Bayon, en "El niño desgraciado" se ocupa de brindarnos un aporte sobre una investigación que ha iniciado. Es a partir de un dato clínico: "La observación de padres o madres que no encarnan el lugar del Otro deseante. Padres o madres que simplemente, no tienen un deseo en relación con el niño. Menciona tres figuras clínicas del niño no deseado en la obra de Lacan: el niño desgraciado, el niño melancólico y el niño terrible. Además de brindarnos un desarrollo preciso de estas figuras clínicas, nos aporta una orientación valiosa, para el quehacer del analista.

Adela Fryd con su aporte "Incidencia de la terceridad en las relaciones infernales en el acontecer de la adolescencia" introduce una temática vigente en nuestra clínica con las adolescentes. Adolescentes que sostienen lo que la autora caracteriza como relación infernal con sus padres. A través de dos casos clínicos, sitúa vínculos donde la unión es sin intervalo para incorporar los significantes existentes que no operan. ¿Qué intervención posible para un analista?

Para concluir, Ana Ruth Najles en "El sufrimiento en los niños" caracteriza la época por el empuje al goce del consumo, y por el desfallecimiento de significantes amos fuertes. Ello nos conduce a pensar que el niño dispone de menos recursos para defenderse del goce y de menos posibilidades de constituirse en síntoma de la pareja parental. ¿Qué acontece entonces, con la función del padre residuo que sería aquella que anudaría las dimensiones de lo Simbólico, lo Imaginario y lo Real, es decir, la función del Sinthome como padre?

Ahora sí, proponemos a los lectores entrar en el juego de Rayuela y disfrutar de los interesantes textos enviados por nuestros colegas. ¡Buena lectura y hasta el próximo número!