EL NIÑO Y SUS FICCIONES
_Maria do Rosário Collier do Rêgo Barros [1]

Obra: "Firenze"
Artista visual: Andrea Diaz

El tema de la próxima Jornada del Instituto Psicoanalítico del Niño -"Sueños y fantasmas en los niños"- es muy bienvenido para nuestra investigación. Tira de un hilo fundamental a partir del trabajo que hemos realizado sobre la exasperación entre el niño y el adulto. El espacio ocupado por la exasperación experimentada por cada uno, también puede sostenerse como un espacio necesario para la separación. Es en este espacio "entre" qué podemos extraer de la exasperación, el malentendido estructural que atraviesa tanto las relaciones entre parejas sexuales como también entre padres e hijos. Al decir que nacemos de un malentendido y nos bañamos en él mucho antes de nacer, Lacan nos ofrece un punto de perspectiva para leer el lugar del niño como objeto en el deseo de los padres.

¿Cómo extraer del malentendido aquello que podría favorecer el trabajo de separación que es tan importante en la trayectoria de un niño y de un adolescente, en el camino de todo parlêtre al constituirse como sujeto? Esta pregunta nos orientará en el abordaje del tema de la próxima Jornada, para situar la función propia de los sueños y de los fantasmas en este proceso de separación, al que todo sujeto es convocado desde muy temprano.

En el Seminario "La lógica del fantasma"[2], Lacan describe cómo el sueño y el fantasma llevan la marca de una articulación con el deseo y sus paradojas, que implican vida y muerte, que implican la tensión inherente a la experiencia de satisfacción en el ser hablante. La dimensión del malentendido nos ofrece una perspectiva nueva, para volver a las elaboraciones anteriores de Lacan a partir de lo real en juego presente en las ficciones infantiles. Los niños hacen uso de importantes herramientas significantes a su alcance en cada momento de su existencia, para afrontar el real de un goce que puede ser experimentado como invasivo y destructor. Es a partir del tratamiento que pueden dar a este goce que ellos se constituyen como sujeto, no sin tener que lidiar con los restos qué se alojan en su cuerpo. Abordar los sueños y fantasmas de los niños desde esta perspectiva nos lleva una vez más a interrogar la posición del analista al escuchar a los niños y sus ficciones, estando atentos a aquello que en su discurso, en sus juegos y en el relato de sus sueños, se circunscribe como puntos de imposible, que les permite hacer la travesía de la exasperación a la separación. Al explorar el malentendido, nos dice Lacan, lo que se revela es la fantasía[3].

Aquí traigo una pequeña viñeta clínica[4] sobre el trabajo en análisis de un niño de cinco años, traído por sus padres con una intensa crisis de ansiedad, que le impedía ir a la escuela. La única vez que logró ir al consultorio de la analista con su madre, le hizo una pregunta sobre el destino de un niño desaparecido. No queda claro quién era este niño. Su madre queda sorprendida por la pregunta, pero pronto responde, como si no tuviera ninguna duda, que se trataba del hijo que tuvo antes que él y que murió al poco tiempo de nacer. Ella le cuenta este doloroso acontecimiento y le dice que su nacimiento fue una compensación. Esta vez la sorpresa queda de mi lado y le pregunto: "¿compensación?" Pregunta qué se constituyó como un enigma y que hizo trabajar a madre e hijo y dio otro destino a la creciente exasperación entre ellos, donde reinaba un sentimiento de impotencia y desánimo. Esta pregunta tiene un efecto apaciguador para este niño. Su madre vino a mí un tiempo después diciendo que pidió hablar con aquella chica, quien le dijo algo que no ha olvidado. Él traerá en sus juegos el trabajo que hizo en silencio para afrontar el límite experimentado en este lugar de compensación y me orienta a acogerlas como una búsqueda de una salida ante la experiencia de este límite. Con sus construcciones busca circunscribir un punto imposible para abrir nuevas posibilidades de lidiar con lo que se le escapa en su relación con el Otro.

Introducirá en los juegos un caballo azul, el único animal a su disposición que tenía un color diferente a los demás. El caballo azul era el único que podría quedarse fuera del cercado que construyó para proteger a las crías y a los niños, quienes podrían ser destruidos por los grandes, que ya no querían cuidarlos. Luego de una larga trayectoria, donde presenta el nacimiento en serie de bebés, que permanecen en el pecho de su madre hasta que llega el siguiente que los reemplaza, el caballo azul regresa a la escena como parte del cercado de animales coloridos. Sus construcciones desembocan en un dibujo[5] y luego en el montaje de dos círculos separados, lo que lo lleva a decirme que no sabe qué es lo que establece la relación entre ellos. Ese no saber, que señala en su montaje, abre el camino a un espacio separador entre él y el Otro, donde antes reinaba un imperativo de compensación. Con las construcciones que se despliegan en sus juegos y dibujos, él extrae de los inevitables encuentros y desencuentros en la relación con su cuerpo y con los adultos que lo rodean, la posibilidad de separación. Separación, que pone en juego el doble corte, que hace ex-sistir el objeto en su dimensión suplementaria y no complementaria en relación a la falta producida en el sujeto y el Otro.

La relación del sujeto con el goce, con los objetos que provocan y concentran el goce en su cuerpo y que alimentan las diferentes formas de demanda, encuentran el límite de una satisfacción que podría ser automática y complementaria. Cuando el deseo pasa por la demanda, se topa con una zona de no complementariedad, que convoca el trabajo de la fantasía. ¿Cómo sostener el deseo en este proceso, construyendo zonas de imposibilidad, sosteniendo la brecha necesaria para seguir deseando? Ésta es la función de la fantasía, sostener un deseo a pesar del registro de un objeto inasimilable. Función que Lacan señala en el matema del fantasma, en el velo situado entre el sujeto dividido y el objeto a[6].

El despliegue de la fantasía en el trabajo de este niño en análisis, al mismo tiempo que lo hace emerger como un sujeto dividido a partir del significante que presidió su llegada al mundo, constituye también un instrumento para lidiar con un goce experimentado en su cuerpo, que no encuentra en la relación con el Otro complementario.

Éric Laurent, en su texto "Respondre à l'enfant de demain"[7], hace todo un recorrido para situar el trabajo del niño con sus ficciones fantasmáticas y la posición del analista, que lo acompaña en este proceso. Se pregunta cómo responder al niño productor de ficciones y producto de las ficciones, que se cristalizan a su alrededor, en nombre del único real que está en juego. Real de un goce que no es proporcional ni complementario, que la fantasía intenta circunscribir y que se presentificará en los síntomas de los que los niños pueden hacerse responsables.

Traducción: Tainã Rocha

NOTAS

  1. AME, miembro de la EBP y AMP.
  2. Lacan, J. Seminario 14 "La logique du fantasme", Éditions du Seuil et Champ Freudien.
  3. Lacan, J. "O mal-entendido" in Revista Opção Lacaniana n. 72, p. 10: "En cuanto al psicoanálisis, su mayor logro es explorar los malentendidos. Con, al final, una revelación que es la fantasía" (traducción nuestra).
  4. Caso clínico publicado en el texto de Maria do Rosário Collier do Rêgo Barros: "A direção do tratamento na análise com crianças" en la Revista Fort-Da n. 5/4, 1998, pág. 141.
  5. En este dibujo, en el que los personajes de su familia están representados por edificios, su padre está "agrietado" y amenazado por bombas en el subsuelo. Los bomberos volaron el edificio de su padre, que fue reconstruido con parachoques y antena de televisión, pero mantuvo la marca de la grieta.
  6. Lacan, J. Séminaire XIV, La logique du fantasme, éditions Seuil et le champ freudien, janvier 2023, p.14.
  7. Laurent, É. «Répondre `l'enfant de demain» in Archives de psychanalyse, publicación del CEREDA intitulada «Les milles et une fictions de l'enfant», Editora Agalma.