NOTAS SOBRE LOS SUEÑOS REPETITIVOS
_Irene Kuperwajs

Obra: "Reposo de verano"
Artista visual: Valeria Feder

La experiencia demuestra que tanto los niños como los adolescentes sueñan. ¿Y por qué no lo harían si son parletres? D.Roy lo dice en su texto de orientación[1], los niños hablan muy pronto de sus sueños.

El asunto es, a mi entender, como entra eso en la experiencia de un análisis y el uso que se hace de él ya que para nosotros, se trata de los sueños bajo transferencia. Hay la particular relación al inconsciente.

Podemos constatarlo, hay sueños y sueños.

En este sentido me interesa situar la importancia que tienen en algunos análisis los sueños o pesadillas repetitivas.

Los escuchamos en los niños o adolescentes pero también cuando surgen algunos sueños recurrentes de la infancia que son relatados muchos años después por el analizante en su adultez.

Freud habla del sueño como la realización de un deseo, pero bien sabemos que hay sueños que se destacan no por la vía del deseo sino por lo que del sueño no entra en el significante. Lacan retoma en el Seminario 11 el ejemplo freudiano de "Padre, acaso no ves qué ardo? para situar la aparición de lo real. "Lo real hay que buscarlo más allá del sueño-en lo que el sueño ha recubierto, envuelto, escondido tras la falta de representación…Ese real, más que cualquier otro, gobierna nuestras actividades"[2] afirma. La pesadilla o los sueños repetitivos dicen de ese real sin ley, dicen de lo no elaborable, de lo fallido del sueño para tratar ese real.

G.Briole [3] marca una diferencia interesante entre la pesadilla traumática, en la cual la escena del mal encuentro con lo real marca una ruptura con la vida anterior, y el sueño que se repite, que puede marcar también algo de un real, y aunque disfrazado dice algo preciso sobre la historia del sujeto, pero en continuidad con la vida.

Por un lado el sueño es su interpretación, pero a la vez este tipo de sueños podemos decir que marcan el límite de la interpretación. Dan cuenta del agujero de donde provienen, el de la "no relación sexual", troumatisme que produce sus efectos y resonancias.

Voy a tomar un recorte del caso de una adolescente que me enseñó mucho sobre este asunto.

Se trata de S., quien viene a verme a partir de lo que llama sus "crisis", ataques de pánico y ansiedad en los que su cuerpo se enloquece. Siente que se "ahoga" y no puede respirar, tiembla, se siente morir.

Llama mi atención su mirada demasiado atenta hacia los hermanos menores, hijos de sus padres, separados desde que ella tiene un año, con nuevas parejas.

"Encender" y "apagar" son los significantes que se aíslan al comienzo y aluden a su deseo. Cuando se apaga, no desea nada, no puede levantar su cuerpo de la cama y se "desengancha". El deseo del analista enciende la chispa de una transferencia que la engancha, la cito cada vez con mayor frecuencia.

Relata que padece de insomnio y que hace años un sueño recurrente la despierta. Apareció por primera vez a los siete años.

"Estaba en un piletón gigante con bichos prehistóricos..trataba de llegar al medio para salir…me ahogaba y no podía"

A esa edad se entera contingentemente por una foto, que tuvo una hermana gemela que murió a los tres meses por un sofocamiento a causa de una falla congénita del corazón.

Es a partir de relatar este sueño que podrá decir algo más de su real en juego y de la "pesadilla de su historia"[4].

Sus padres no pudieron superarlo juntos y ella no deja de pensar "soy una, éramos dos". La madre queda penando por su otra hija muerta, su gemela, y S. es dejada caer ya que presentifica la tragedia.En tanto que su padre mira siempre hacia otro lado y apenas puede con su propia vida, ella siente el desamparo buscando abrigo en su abuela materna.

Cuando el sueño es repetitivo implicamos un trauma, dice Jacques-Alain Miller[5], cambia su estatuto y es posible pensarlo como el síntoma, que perdura, insiste. Existe. No es fugaz.

La dirección de la cura tomó este sueño como brújula que, al modo del síntoma, indicaba la fijeza de un goce. El decir del analista le señala que la muerte está en su historia, pero ella está viva.

La operación analítica apuntó a separarla de la sombra de la muerte real de su doble, que insiste desde pequeña en la pesadilla que repite.

Ella lucha por no quedar aspirada por el agujero de la muerte, por no "ahogarse en un vaso de agua gigante" o "girar en el inodoro como una mierda", como surge en otros sueños.

En su lucha por no ser aspirada por el agujero pasa del objeto nada al objeto anal. Es otro tratamiento de ese real, y un intento de elaboración por la vía del sueño-fantasma[6].

El sueño es una vía regia, si tal como lo señala D.Roy citando a Lacan en "La lógica del fantasma" "le damos su lugar a «esa parte reservada del cuerpo donde el goce puede refugiarse», que se llama el objeto a"[7]

S. puede pasar de la pesadilla de su historia a su hystoria, localizando lo que deja marca en el cuerpo y será material de su inconsciente.

Hystorizar en el análisis le posibilita salir a flote.

Recursos que usa, junto con el humor, para hacerle frente a la pulsión de muerte y enlazarse de otro modo a la vida.

NOTAS

  1. Roy D., Sueños y fantasmas en el niño,Introducción a la 8º jornada del Instituto psicoanalítico del Niño del Campo freudiano que tendrá lugar en marzo de 2025, pronunciada en el cierre de la 7ma, el 18 marzo de 2023. Texto en francés establecido por Romain Aubé y Ève Miller-Rose.
  2. Lacan J., El seminario 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, BsAs, 2005, p.68
  3. Briole G., "Sueño, delirio, fantasma", Ic CF, BsAs, 2022, p.13
  4. Lacan J, El seminario 23: El sinthome, Paidós, Buenos Aires, 2006, p.123
  5. Miller J-A., Leer un síntoma, Lacaniana 12, EOL, Grama, 2012, Buenos Aires p.14
  6. B.Horne destacó esta operación en su comentario de este caso, presentado en ocasión de la Conversación Clínica extraordinaria del Campo Freudiano realizada en BsAs el 5 de octubre de 2019.
  7. Roy D., ibid. 1